Las tierras de la costa del
Perú presentaban un alto índice de productividad, lo cual permitía suponer que,
con una mejora en las maquinarias y al abrirse nuevas rutas comerciales con el
Canal de Panamá, se podría optimizar la producción del azúcar en el Perú.
Lamentablemente, los latifundistas nacionales fueron incapaces de hacer frente
a estos proyectos de inversión, vendiendo sus terrenos a grandes capitales
extranjeros, como, los Larco, los Gildemeister y los Grace. Por ende, se
desnacionalizó la industria azucarera, perdiéndose la opción de que los
peruanos obtengan riquezas mediante el usufructo obtenido en estas.
Adicionalmente, por esta época, surgirían otras industrias, como la Peruvian
Cotton Manufacturing Company, la empresa cervecera Backus, la fábrica de
galletas Arturo Field, e industrias de jabón, velas, fósforos, entre otros,
generando una demanda de mano de obra en el sector obrero. Además, existía un
abuso de la mano de obra, la cual estaba sometida a grandes jornadas de trabajo
con muy bajos niveles de salario, lo cual generó diversos movimientos que
buscaban revertir esta situación, siendo el de mayor fuerza el de “los
trabajadores del muelle y Dársena del Callao”. Del mismo modo, los obreros de
la industria textil y los pasteleros generaron reclamos que llevaron a una
mejora en las condiciones de trabajo. Esta justa tendencia de mejora en los
niveles de remuneración y condiciones de trabajo sentó las bases para un
trabajo adecuado para los obreros de la patria.
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