Perú enfrentó diversas
situaciones en cuanto a la definición de sus fronteras.
En primer lugar, el Tratado
de Ancón, en su artículo tercero, indicaba que solo Tacna y Arica quedarían en
poder de Chile, debiendo devolver la provincia de Tarata al Perú. Sin embargo,
Chile hizo caso omiso a este tratado, transcurriendo más de cuarenta años para
que Tarata regresara al territorio nacional. Esto ocurrió tras darse el laudo
del Presidente Coolidge, en marzo de 1925, en el que se reconocía los derechos
del Perú en este punto.
Adicionalmente, se negoció
con Ecuador algunas sesiones territoriales, nombrando al Rey de España árbitro
para solucionar este problema. No obstante, la solución se dio por negociación
directa, firmándose el Tratado García-Herrera, el 2 de mayo de 1890. Sin
embargo, el Congreso, al ratificar el acuerdo, retrocedió la línea del Tratado,
generando que Ecuador no lo ratificara. Esta situación ha sido resuelta
recientemente, en los últimos años, cerrando las fronteras con nuestro país
vecino.
Cruz negra que pintada por el grupo paramilitar chileno con el fin de marcar las casas habitadas por peruanos. |
En el año 1898, en vista de
un posible conflicto Chile-Argentina, Chile, astutamente, mostró disposición
para cumplir el Tratado de Ancón, firmando el protocolo Billinghurst-Latorre.
No obstante, en febrero de 1899, al solucionar Chile sus problemas con
Argentina, de manera deshonesta, nuevamente, desconoció el acuerdo de 1898 e
hizo caso omiso al Tratado de Ancón, sin que se diera el plebiscito.
Se llegó, así, al final del
siglo XIX, sin que Chile (quien actuaba de una manera prepotente) mostrara
disposición para solucionar los conflictos que había causado la Guerra del
Pacífico, en cuanto a la soberanía de Tacna y Arica. A pesar de esta situación,
los pobladores de estas provincias anhelaban su vuelta al territorio nacional,
mostrando un cariño y lealtad hacia la patria que deben de servir de ejemplo
para todos los peruanos.
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