viernes, 11 de septiembre de 2015

LA RECUPERACIÓN AZUCARERA


Mina azucarera en Yanaconas.
Después de la guerra del Pacífico, el Perú se encontraba sumido en una crisis muy grave, basándose su recuperación, especialmente, a partir de la producción azucarera. La urgente necesidad de mano de obra para trabajar en los ingenios, en donde se trituraba la caña de azúcar, generó una intensificación de los llamados “contratos de enganche”, en los cuales el “enganchador” (quien trabajaba en acuerdo con el latifundista, quien tenía grandes tierras) entraba a la sierra ofreciéndoles a los indígenas pago adelantado por sus servicios en oro, firmando el indígena un contrato en el que se comprometía a trabajar donde se le asignara, debiendo devolver lo que se le había adelantado, así como la comisión que debía retribuir por el enganche. Sin embargo, el indio no comprendía en su totalidad este contrato, siendo engañado por el enganchador, quien era astuto y mentiroso. Por ende, este sistema fue ideado para generar circunstancias, como la mala alimentación que obligaba al indígena a adquirir alimentos en el Tambo (bodega, cuyo dueño era el enganchador), que perjudicaran al indio, al obligarlo a generar gastos adicionales que eran altos. No obstante, algunos indios generaron algún ahorro, por lo cual el latifundista les comenzó a pagar en fichas con caducidad que solo valían dentro del latifundio, obligándolos, de todos modos, a gastar, generándose un nivel de dependencia y que se prolongue el contrato. Esto demuestra, claramente, que los “contratos de enganche” fueron sistemas de explotación, de los cuales los indígenas no podían zafarse, viéndose obligados a trabajar en situaciones desventajosas, al ser oprimidos y explotados.

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